Sobre mí

¡Hola! Me llamo Astrid Portero, y Crónicas Oceánicas es fruto de mi deseo de compartir con todos vosotros uno de mis mayores placeres: la lectura.

Soy una persona con bastante buena memoria, y entre mis recuerdos infantiles cuento aquellos en los que mis padres me decían que debía intentar leer un poco más despacio, porque no daban abasto. O leía más despacio, ¡o no podían seguir comprándome libros! Las colecciones de El barco de vapor ocuparon mis estanterías durante muchos años, y recuerdo con cariño algunos títulos: Rosa, mi hermana Rosa, El niño que quería ser Tintín, Fray Perico y su borrico, Memorias de una vaca, ... ¡Qué recuerdos! Además de eso, en el colegio me suscribieron a las revistas Caracola y Leo Leo, y esperaba su llegada con unas ansias que no eran normales.

Gracias a compañeros de clase y otros amigos fui introduciéndome, poco a poco, en los libros de fantasía. Nos intercambiábamos los libros en el recreo, y así pude llegar a leer maravillas como El elfo oscuro, La espada de Joram, Las nieblas de Avalon y, por supuestísimo, El señor de los anillos. Si bien no puedo recrear una línea temporal de mi vida aquellos años, sí recuerdo perfectamente títulos que me acompañaban en la mochila del colegio y amenizaban mis tardes en casa. No, claro que no todo eran libros de fantasía, pero en aquellos tiempos mi mente había hecho una división sobre la lectura: los libros de fantasía eran los que yo leía porque quería, mientras que el resto de la literatura eran cosas obligadas del colegio, así que no los cogía con tantas ganas. Aun así, Marianela de Benito Pérez Galdós siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. :P

El primer libro que leí de Harry Potter fue el cuarto. Sí, el cuarto. Aquellas Navidades era el único disponible, y fue el que me regalaron mis padres. Yo, que no podía esperar a tener los anteriores, le hinqué el diente y mi vida cambió para siempre. Mis amigos y yo nos sumergimos de lleno en el mundo que Rowling había creado para nosotros, y pasábamos las tardes encerrados en mi habitación leyendo los libros mientras comíamos galletas Oreo con chocolate blanco. ¡Qué recuerdos, otra vez! Hacíamos cola en la librería de nuestra pequeña ciudad cada vez que salía un libro nuevo, se nos pasaban las horas hablando sobre hipótesis el final de la historia... Éramos (y somos) unos verdaderos frikis de Harry Potter.

Por aquella época ya leía de todo, y me gustaban especialmente las novelas con contenido histórico (amor para siempre por El último Catón). Una tarde, mi padre me preguntó sobre los tipos de libros que me gustaban y, cuando se lo expliqué, me llevó a El Corte Inglés y me regaló un libro que todavía está en mis estanterías y que es muy especial para mí: Cumbres borrascosas. Durante aquellos años yo ni siquiera era consciente de lo famosa que era la autora ni conocía a sus hermanas, pero años después la literatura inglesa llenó mis estanterías y se hizo un hueco entre otra de mis pasiones: la ciencia-ficción. El juego de Ender cambió completamente mi vida, además de Hyperion, ¡ay!

No solamente me nutría de libros y literatura convencional. En los primeros años de mi adolescencia comenzaron a emitir por La 2 un programa de ocio llamado "Haykutake" con programación infantil, entre los que estaba Marmalade Boy: La familia crece. Daba igual los planes que tuviera por las tardes, los deberes o las actividades: absolutamente todos los días a las 5 estaba plantada delante de la televisión para no perderme ningún capítulo de la serie. ¿Que iba a comer a casa de alguna amiga del colegio? Pues le decía que a las 5 tenía que ver unos dibujos, y me quedaba más ancha que larga. Yo nací y crecí en un sitio muy pequeño, donde las novedades llegaban, por regla general, bastante más tarde que al resto de los sitios. Sin embargo, comencé a hacer amigos que compartían mi afición por la lectura, el manga y el anime (aunque por aquella época eran cómics que se leían al revés y dibujos japoneses). Así, descubrí la única tienda en Gran Canaria por entonces especializada en manga y cómics, y un nuevo universo se abrió ante mí. Marmalade Boy (en manga), Chobits, Ayashi No Ceres, Angel Sanctuary, X de Clamp, y así podría seguir hasta el infinito. Estaba tan absorbida por algunas historias que hasta hice mis pinitos en páginas como FanFiction. ¡Qué tiempos! Ahora ya no leo tanto manga y estoy bastante desconectada de ese mundo, pero cuando lo pienso detenidamente, es algo que disfrutaba mucho y que me gustaría retomar.

Así que sí: leo de todo. Soy reacia a los bestseller y no me gustan las historias de miedo o terror, porque lo paso muy mal. No he leído El código Da Vinci porque empecé Ángeles y demonios, del mismo autor, y no pude terminarlo de lo poco que me estaba gustando (algo muy poco común en mí, el no terminarme libros). Puedo decir con orgullo que me he leído El Silmarillion entero. No suelo seguir las modas en cuanto a lectura, aunque sí compro muchos títulos por recomendaciones de otras personas y Booktubers. Así que, tras mucho pensarlo, decidí que podría ser buena idea compartir con todos vosotros mis lecturas y mis impresiones sobre ellas. Al fin y al cabo, leer va sobre eso, ¿no? Sobre derribar muros, compartir y generar experiencias conjuntas. ¡Bienvenidos a Crónicas Oceánicas!